¿Los gatos siempre caen de pie?

La sabiduría popular occidental afirma sin lugar a dudas que todos los gatos caen de pie. Normalmente tomamos esta afirmación como una muestra más de la agilidad y destreza de este animal y no nos paramos a pensar qué hay de cierto en ello y qué de mito en el hecho de que un gato, cual personaje de cómic, sea capaz de burlar las normas de la física y salir indemne de una caída que a simple vista debería ser mortal.
Fue en 1894 cuando se comenzó a estudiar este fenómeno de forma seria, por petición de la Academia de Ciencias de Paris, el médico Étienne Jules Marey grabó con una cámara especial dotada de cronofotógrafo todas las secuencias de la caída de un gato, consiguiendo plasmar la sucesión de movimientos que de forma natural realiza un gato para conseguir reducir el impacto contra el suelo.
Si observamos a los gatos vemos que todo en ellos está preparado para la actividad de la caza, agilidad, destreza, sentido del equilibrio, agudeza visual nocturna…. Pero ¿Cómo consiguen caer al suelo siempre de pie y minimizar al máximo los daños?.
Características morfológicas del gato
Todo en el gato está adaptado para conseguir esta aparentemente imposible proeza. El animal posee por naturaleza lo que se llama reflejo de enderezamiento, que aparece a partir de las 3 o 4 semanas de vida y que estará perfeccionado ya a las 7 semanas.
Por otro lado su anatomía ha sido creada para poder aprovechar al máximo cualquiera de los movimientos que realiza. En primer lugar, el esqueleto del gato posee 40 huesos más que el hombre a lo largo de su columna vertebral y su cola, lo que la dota de una flexibilidad mucho mayor que la de otros mamíferos. A ello hemos de sumar la gran anchura de sus discos invertebrales. Estos actúan como almohadillas, pudiendo estirarse y contraerse con facilidad y disminuyendo el daño que puedan sufrir tras un impacto. Además el gato no posee clavícula, aumentando, si cabe, la movilidad de sus extremidades delanteras.
La ligereza de su esqueleto, su piel gruesa y sus almohadillas plantares son también una ayuda a la hora de reducir lesiones al tocar el suelo.
La física en la caída del gato
El gato tiene por naturaleza un sentido del equilibrio perfecto, sin embargo, a veces, éste puede fallarle y es cuando sobreviene una caída. Cuando el animal siente que ha perdido el equilibrio del oído interno, que regula este sentido en los mamíferos, se agita bruscamente informando al animal de la situación de peligro en la que se encuentra. Gracias a la información visual, el gato sabe en todo momento en que posición se encuentra exactamente, lo que le hace actuar con rapidez.
En primer lugar su objetivo será ralentizar el ritmo de la caída para dar tiempo a reposicionar su cuerpo y caer de pie estirando al máximo sus patas y ofreciendo la mayor resistencia posible al aire. Es entonces cuando comienza la sucesión de movimientos cuyo único fin va a ser el conseguir que el gato aterrice sobre sus cuatro patas.
Al caer el gato estira sus patas traseras y encoge las delanteras, girando la cabeza y torciendo la espalda, lo que aumenta la inercia de la zona posterior y reduce la de la zona frontal. De esta forma el cuerpo del gato rompe la simetría con el eje espacial, haciendo que cada parte del cuerpo rote en una dirección. A continuación el animal repetirá el movimiento pero en sentido opuesto, es decir estirará sus patas delanteras y encogerá las traseras, volviendo otra vez a rotar unos grados más.Poco a poco, repitiendo una y otra vez estos movimientos el minino conseguirá ir volteando su cuerpo hasta conseguir un giro de 180º y hacer que sus cuatro patas
sean lo que entre en primer lugar en contacto con el suelo, destruyendo en segundos y con facilidad los principios de la ley física de conservación del momento angular. Finalmente el gato relaja toda su musculatura para reducir aún más el impacto. Todo ello lo hará con la elegancia y discreción propia de un felino.
Durante todo este tiempo el oído interno ha estado mandando información de la posición exacta del cuerpo del gato. Por ello es fácil que cuando el gato llega al suelo sacuda la cabeza y continúe caminando como si tal cosa.
Sin embargo, esto no significa que todas las caídas carezcan de importancia en los gatos y sean siempre capaces de salir ilesos de ellas. Como hemos visto el gato ha de realizar una serie de maniobras en las que va a invertir un tiempo más o menos largo, por lo que la altura desde la que cae ha de ser suficiente para proporcionar al animal el tiempo necesario para rotar su cuerpo. Si la distancia desde la que cae es menor de metro y medio aproximadamente el gato no tendrá tiempo real de girar su cuerpo y caerá lateralmente corriendo un importante riesgo de lesiones. Si, por otro lado, la altura de la caída es demasiado grande, no habrá reflejo de enderezamiento capaz de salvar la vida de nuestro amigo. Es por ello que hemos de ser muy cuidadosos con nuestros compañeros cuando estos se acerquen a lugares peligrosos como las ventanas, no debemos tentar a la suerte.
Fuente: Comportamiento Felino